sábado, 20 de diciembre de 2014

BUSCA A DIOS MIENTRAS LO PUEDAS HALLAR

La figura del pastor en la antigüedad, o en el oriente no es la misma que nosotros tenemos aquí en el occidente. Porque aquí el pastor, si se le puede llamar pastor es el que arrea las ovejas. Pero en el Oriente, el pastor va delante de las ovejas. Las cuidan las protegen, conocen su voz las ovejas, le siguen etc., pero cuando las ovejas no tienen pastor, se desorientan, se extravían. Es más, Isaías dice que nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se aparta por su camino. Pero Jesús se compadeció de la gente, y la palabra compasión es una palabra muy fuerte es una palabra que expresa el sacudimiento de todos los órganos más importantes esa vibración interna por ver el dolor, por ver el sufrimiento. Por ver la desgracia de la gente. A Dios siempre se lo puede encontrar compasivo y misericordioso. Vaya que sí, vaya que si que en su inmenso amor dio lo más preciado de sí, su unigénito hijo, justamente por amor, a nosotros.
Dios es amor, y espera con paciencia al pecador. Lo expresa claramente el apóstol Pedro en su segunda epístola en el capítulo 3 en el verso 9. Dios no retarda su promesa como algunos la tienen por tardanza. Sino que es paciente para con todos. No queriendo que ninguno perezca. Sino que todos procedan al arrepentimiento. ¿Te das cuenta mi hermano/a? Dios está siendo paciente contigo, pero no agotes esta paciencia, no menosprecies este tiempo, esta hora que Dios te está dando. Porque Dios quiere que tú te arrepientas, que te vuelvas de tu mal camino, y te entregues a él.

La tercera razón, por la que debemos buscar a Dios es porque todavía perdona nuestros pecados. Perdona por su amor, pero con Justicia. Sí mis hermanos/as, Dios perdona con Justicia. No perdona la maldad no confesada, y no arrepentida, muchas personas dicen: Dios perdona todo, Dios perdona todo, como diciendo Dios hace la vista gorda. NO, es importante confesar, confesar es estar de acuerdo con Dios, lo que Dios dice, es esto es pecado, es pecado y yo debo creer y me separa de Dios. Es estar de acuerdo con lo que Dios me dice en su palabra. Y también dice que tenemos que arrepentirnos. Dolernos por haber lastimado el corazón de Dios con nuestra maldad y entonces volvernos a él. Dios es amplio en perdonar los muchos pecados. Y a las muchas personas, no hay pecado tan grave, un criminal y como dice la Biblia que el evangelio es para justamente los criminales, los ladrones, los adúlteros, los afeminados, los matricidas, los parricidas, todas estas personas, los maldicientes para ellos es el evangelio porque Dios está dispuesto a perdonar, mi amigo, el profeta nos aconseja a que busquemos a Dios, a que llamemos a Dios y si lo hacemos seremos perdonados. El está presente en este momento allí a tu lado.
Si tú lo invocas de veras ahora mismo él te recibe en su infinita misericordia y bondad. Hazlo ahora.

Acompáñeme en esta oración:


 Dios yo sé que tu existes, y que me amas y que te he ofendido con mis pecados. Pero me duele estar caminando en esta vida, cargando mis pecados, no teniendo paz en mi corazón. Manifiéstate en mi vida Señor y quiero que me perdones todos mis pecados, y recibo a Jesucristo como mi salvador y mi señor, te pido que tu espíritu Santo entre a morar en mi vida. Y transformar mi carácter y transformar toda mi vida. Quitar todo lo que no sirve y llenarme de ti. Te lo pido con todo mi corazón. Amén si tú lo has hecho verdaderamente, entonces vas a comenzar una vida nueva. Que Dios te bendiga y deseamos que tu nos lo hagas saber. Si has tomado esta decisión para apoyarte en estos primeros pasos de vida cristiana. 

domingo, 14 de diciembre de 2014

LAS DEBILIDADES DEL DIABLO

LAS DEBILIDADES DEL DIABLO 
  
¡Usted cuenta con armas contra el diablo! El quiere poseerlo y zarandearlo como a trigo; pero la Biblia revela sus puntos débiles. En este artículo examinaremos la manera en que usted puede descubrir estas debilidades y utilizarlas para resistir al tentador. En primer lugar:


El diablo no sabe todo

Es decir que Satanás no es omnisciente. La omnisciencia de Dios es un hecho enseñado claramente en las Escrituras: "...su entendimiento es infinito" (Salmo 147.5). Dios conoce todas las cosas que tienen que ser sabidas. Sin embargo esto no es así con el diablo.
Es obvio que no sabía donde estaba la tumba de Moisés. En Judas 9 se dice: "Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a preferir juicio de maldición contra él". ¿Cuál era la disputa que tenía Satán con Miguel? No puedo pensar de otra cosa sino que el diablo estaba tratando de localizar el cuerpo de Moisés. Dios mismo había enterrado a Moisés en un lugar que "ninguno conoce" (Deuteronomio 34.6). ¿Y por qué quería al diablo conocer el lugar? ¡Pues para darle la noticia a los hombres! Sabiendo la tendencia que los judíos tenían de adorar las cosas terrenales, Satanás pensó que ellos harían un santuario de su tumba. Harían peregrinajes a la tumba de Moisés en lugar de adorar al Dios de Moisés.
Satanás también falló en comprender Génesis 3.15, la primera profecía del evangelio. El muy bien pudo haber leído que un día la simiente de la mujer heriría su cabeza, pero no supo como sería. Si él hubiera sabido, no hubiera impulsado a los hombres a crucificar a Cristo. Cuando Jesús murió, el diablo pensó que había ganado la batalla. Sin embargo esto fue únicamente una herida del talón, una herida temporal. Cuando nuestro Señor fue levantado de la tumba, él infligió un golpe mortal al diablo, quitándole el poder de la muerte. ¡Satanás no supo esto antes!
Hay otro ejemplo de la ignorancia del diablo: El Apocalipsis 12 pinta con vívidas imágenes la batalla entre el dragón (el diablo) y las huestes celestiales al mando de Miguel (la verdadera iglesia). Los versículos 7 - 9 dicen que hubo guerra en el cielo, y que el diablo fue lanzado fuera. Esto no puede referirse a una guerra literal en el cielo. La voluntad de Dios se hace a perfección en el cielo. Varios comentaristas creen que es una representación de la lucha entre la iglesia verdadera y el Imperio romano durante los primeros tres o cuatro siglos. Nosotros también así creemos. El lanzamiento del diablo a la tierra no se refiere a una expulsión literal del cielo en un pasado lejano, sino a su humillación y desgracia al ver que su vaso escogido para la destrucción de la iglesia - el Imperio romano - se convirtió oficialmente al "cristianismo". Satanás no pudo entender los símbolos que hablaban de su derrota Otra cosa que el diablo no sabe es la fecha del retorno de Cristo (Mateo 24.36).

Satanás no puede estar en varios lugares a la vez

Una de las características de la deidad es su omnipresencia. "¿Se ocultará alguno, dice Jehová, en escondrijos que yo no lo vea? ¿No lleno yo, dice Jehová, el cielo y la tierra?" (Jeremías 23.24). Todo lo que existe está delante de la presencia de Dios.
Ningún poder semejante es atribuido al diablo en las Escrituras. Más bien se le presenta como yendo rápidamente de un lugar a otro, rodeando la tierra y andando por ella (Job 1.7; 2.2; 1 Pedro 5.8). Satanás es uno de los ángeles creados, y por lo tanto sujeto a sus limitaciones. En Daniel 9.21 se dice que Gabriel vuela rápidamente hacia Daniel con un mensaje. Su vuelo era rápido, pero no instantáneo. La implicación aquí es que el diablo no puede estar aquí y allá al mismo tiempo. Sin embargo no hay que olvidar que él cuenta con una legión de ángeles o agentes malvados por todas partes, cuyo objetivo es engañarnos.


El diablo no puede hacer todas las cosas


No es omnipotente. En toda la Biblia aparece como sujeto a la voluntad de Dios, y sólo capaz de hacer lo que Dios permite. En su famoso encuentro con Job, el diablo tuvo primero que tener permiso para herir a Job. Dios, sabiendo la paciencia y fe de Job, lo permitió; y al diablo procedió a destruir los ganados de Job, sus siervos y aun sus hijos. Con todo esto, el diablo no podía destruir a Job porque Dios había dicho: "He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él" (Job 1.12). Dios permitió que el diablo hiciera muchas cosas con Job, y lo hirió con una sarna maligna; sin embargo Dios no le permitió que tocara su vida (Job 2.6).
En los tiempos del Nuevo Testamento, el diablo y sus ángeles tenían poder para dominar los cuerpos humanos. Pero Jesús y sus discípulos echaban fuera los demonios, haciendo a Satanás un participante, a la fuerza, de las demostraciones del poder superior de Dios. Y cuando el diablo quería tentar a Pedro, tuvo que pedir permiso al Señor (Lucas 22.31).
En los tiempos en que vivimos, Dios no permite que el diablo nos tiente más allá de lo que podemos soportar (1 Corintios 10.13). Cuando una persona cristiana dice: "el diablo me impulsó a hacerlo", aunque parece una excusa, más bien es una mentira.


El diablo puede ser dominado con la palabra de Dios


Apocalipsis 20.1-3 dice: "Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años". ¿En qué consiste esa cadena que sirve para atar al diablo? Obviamente no puede ser una cadena literal de metal, porque no hay cosa material que pueda encadenar a un espíritu. Lo mismo que la "llave del abismo", que representa la autoridad para abrir, así la cadena representa el poder para atar; y ambas están relacionadas a la palabra de Dios. La cadena que ata al diablo es la palabra de Dios - la Biblia.
¿Qué es lo que esto significa para usted y para mi? Quiere decir que la Biblia, aplicada correctamente a nuestras vidas, ata al diablo de igual manera que una cadena aprisiona a un criminal. Cuando Satanás está atado, no tiene poder sobre nosotros. Santiago dice: "Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros" (Santiago 4.7). ¿Cómo puede uno resistirlo? Aplicando la Palabra.
¿No fue Jesús quien utilizó la Palabra para resistir al diablo cuando fue tentado? Basta leer Mateo 4.1-11. En tres ocasiones el diablo fue rechazado, y el arma que Cristo utilizó en cada ocasión fue una cita bíblica. Pero, ¿No acaso tenía él un poder milagroso? Sí, pero él no lo utilizó. Empleó únicamente lo que está disponible para usted y para mí - la palabra de Dios escondida en nuestro corazón (Salmo 119.11).
¡Usted puede resistir al diablo! El no sabe todas las cosas; no puede estar en todas partes al mismo tiempo; él puede hacer sólo lo que Dios le permite; y él puede ser detenido y atado con la palabra de Dios. Como bien lo ha dicho el hermano Wayne Jackson, aunque es cierto que no debemos sub-estimar el poder del diablo, tampoco debemos darle mucho poder.

El destructor será destruido a la vez un día, y nosotros seremos "más que vencedores por medio de aquel que nos amó" (Romanos 8.37).

lunes, 14 de julio de 2014

LA PERSONA DE JESÚS COMO INTERCESOR



Es posible que al dejar su hogar y mudarse a un país cuyo idioma no conocía, no pasara mucho tiempo sin que la más simple de las situaciones se convirtiera rápidamente en una crisis. Sin una manera de entender o ser entendido, haciéndole sentir impotente y paralizado entre dos mundos. Pero, por otro lado, el haber conocido a alguien que hablaba con fluidez ambos idiomas, debió haber cambiado todo. Sin ayuda, usted estaba desconectado, pero este intercesor se convirtió en su conexión. Y si por medio de su nuevo amigo usted empezó a aprender el nuevo idioma, seguramente su vida cambió. Este país que una vez le era desconocido, pudo llegar incluso a convertirse en su hogar. Esta clase de relación transformadora es la que está en el corazón de Romanos 8, donde Pablo pinta una imagen de Cristo como nuestro Intercesor. El apóstol, que antes había sido un extraño a la fe y había perseguido a los cristianos, había experimentado personalmente el paso de la desconexión a la conexión. “Estoy convencido”, concluye él jubilosamente, “de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios, que está revelado en Cristo Jesús nuestro Señor” (vv. 38. 39 NTV [Nueva Traducción Viviente]). El trabajo de este Traductor, que vino a comunicarnos el amor de Dios en nuestro propio idioma, es tan grandioso que se convirtió en un puente eterno para nosotros. Aun después de haberse revestido con la gloria que había dejado de lado para convertirse en uno de nosotros, Cristo no desechó su identificación con nosotros. Su humanidad encarnada sigue unida permanentemente a su divinidad, y gracias a eso la humanidad tiene comunión con la Divinidad; Jesús se hizo como nosotros para que nosotros pudiéramos ser como Él y experimentar la unidad con nuestro Creador. Por medio de Él, estamos continua y eternamente conectados con nuestro verdadero hogar. Pablo nos dice que en Cristo ya no estamos restringidos a la cronología lineal de la Tierra ni a las limitaciones de nuestra carne humana (8.1-13). No solo somos redimidos por Él, sino que también nos invita a ser parte de su plan redentor para el mundo (8.14-25). Nuestro Puente, en cuyo ser todas las cosas subsisten, existía antes del tiempo (Col 1.17). Jesús es el unificador eterno, el que nos conecta a la vida con Él (3.3). El papel de Jesús como Intercesor arroja luz sobre el misterio de la Encarnación —Él siguió siendo totalmente divino, al mismo tiempo que totalmente humano. Siendo siempre uno con la Fuente, Cristo mismo se convirtió en ese poder conector. Y porque su Espíritu vive en nosotros, incluso cuando nos sentimos abrumados por la desconexión de nuestro mundo, el Señor atrae constantemente nuestros corazones, una y otra vez, a Él (Ro 8.26, 27). Con Cristo como nuestro Intercesor, no hay fuerza en la Tierra ni en el reino espiritual capaz de hacernos volver a la separación. Él ha abierto la puerta de par en par, dándonos la bienvenida a nuestro nuevo hogar, para siempre.


domingo, 13 de julio de 2014

LA PERSONA DE CRISTO COMO PROFETA

Profeta

La palabra profeta se deriva de dos palabras griegas: pro, que significa “antes” y “para”; y phemi, que quiere decir “declarar o hablar”. Quizás por el origen de la palabra, la gente cree que la única tarea del profeta era predecir eventos futuros. Sin embargo, el oficio normalmente exigía mucho más. Algunos llevaban advertencias de juicio a la nación, mientras que otros transmitían mensajes acerca de la voluntad de Dios, con frecuencia a reyes. No importaba cuál fuera el auditorio de los profetas, todos ellos tenían que confrontar a quienes los oían, y amonestarlos a abandonar el pecado y la idolatría (Jer 18.1-11). Muchas veces, enfrentaron la persecución, la cárcel o la muerte.
La unción del Señor era lo que distinguía a los profetas, y lo que les daba autoridad. Y es por su singular unción que Jesucristo ocupa y supera este rol. El apóstol Juan escribe: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios… Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Jn 1.1, 2, 14). Jesucristo no se limitó simplemente a llevar la palabra de Dios como los otros profetas. Antes bien, Él es Dios manifiesto, y todos los que lo vieron y oyeron, vieron al Padre (Jn 14.9).
Dios le dijo a Moisés: “Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare” (Dt 18.18). Jesús, el cumplimiento de esta profecía, revela directamente no solo las palabras del Padre, sino también su carácter y su voluntad. Totalmente Dios y totalmente hombre, el Señor Jesús sirve como el mediador definitivo entre la humanidad y lo divino. También cumple a cabalidad las tres funciones principales de un profeta: maestro, vidente y portavoz del juicio de Dios.
En todo su ministerio, Jesucristo enseñó con autoridad propia, y fue llamado maestro tanto por sus discípulos y el pueblo, como por el joven rico que reconoció su autoridad (Mr 10.17). Predijo grandes acontecimientos, como la destrucción del templo (Mr 13.2) y la negación de Pedro (Mt 26.34). Todo juicio le es dado por el Padre (Jn 5.22), y como nuestro profeta eterno, Él será quien juzgue a las naciones según sus obras (Ap 22.12).
El mismo Jesús que caminó con Pedro y Mateo nos acompaña hoy. El Salvador que alimentó a cinco mil personas sigue siendo el Pan de Vida para todos los que creen en Él (Jn 6.35). El que está sentado a la diestra del Padre sigue sirviendo como nuestro profeta, llamándonos al arrepentimiento y al gozo eterno de la salvación.



sábado, 25 de enero de 2014

LA PERSONA DE CRISTO

Seis aspectos de la personalidad del Señor


Palabra eterna del Padre, Estrella de la Mañana. Cordero de Dios, Sanador, Salvador, e Hijo del Altísimo. Estos son solo algunos de los nombres que podríamos atribuir al Señor Jesucristo, y cada uno de ellos es una expresión de su gloria insondable. Pedimos a algunos de nuestros escritores que escribieran breves meditaciones sobre seis aspectos de la personalidad del Señor Jesús. Cristo como Testigo, Profeta, Intercesor, Guerrero, Sacerdote y Rey.

Testigo (primer aspecto)

Porque Él reina sobre el universo, no es ninguna sorpresa la larga lista de nombres con que describimos los oficios del Señor. Rey de reyes, Señor de señores, el Alfa y la Omega —la lista es extensa. Pero uno nuevo que encontré hace poco despertó mi curiosidad. Entre las profecías mesiánicas del Antiguo Testamento, Cristo es llamado “testigo a los pueblos” (Is 55.4). Jesús aceptó este título en el diálogo que tuvo con Poncio Pilato, al decir que había nacido para dar testimonio de la verdad (Jn 18.37).
En respuesta a esta afirmación, Pilato le preguntó a Jesús: “¿Qué es la verdad?”, pensando tal vez que la palabra era un poco vaga (v. 38). Por supuesto, nada de lo que corresponde a la realidad palpable está incluido dentro de esa categoría. Pero, ¿qué “verdad” fundamental anunció este Testigo a lo largo de su ministerio?
Tengamos en cuenta que antes de la crucifixión, el “plan de salvación”, como solemos llamarle en los folletos de evangelización, no estaba listo para ser impreso. Sin embargo, no vemos a Cristo sin saber qué hacer por falta de material para “testificar”. Él tenía mucho que decir, y a menudo se refería a un interés más fundamental: nuestras imagen errónea de Dios.
Cuando permitimos que el concepto de Dios sea distorsionado, justificamos nuestra rebeldía contra Él. En el Edén, por ejemplo, la serpiente le dijo a Eva que el Creador prohibió comer del fruto por temor a que ella descubriera su propio poder divino. Al aceptar esta mentira de que el Altísimo era alguien egoísta e inseguro, Eva desconfió de los propósitos de Dios y por eso lo desobedeció, creando así una herencia de pecado. Pero Dios, que nunca estuvo dispuesto a abandonar a las personas, tenía un plan para redimirnos, un plan que involucraba la reiterada revelación de su bondad.
Entonces hizo su entrada en escena Jesús, la imagen del Dios invisible. Lleno de gracia y de verdad, vino a dar testimonio de la naturaleza del Padre. Mientras que la cultura que rodeaba a Jesús creía que la riqueza material era evidencia del favor divino, su testimonio como la Imagen Verdadera demostraba amor por los pobres, y deseo entrañable de estar entre ellos. Cuando los fariseos argumentaron que sanar en el día de reposo estaba prohibido, esta Imagen Verdadera dio por hecho que había una prioridad mayor: las personas. Jesús las amaba, comía con ellas, lloraba por sus sufrimientos, curaba sus enfermedades, y siguiendo la dirección del Padre, destruyó la obra de Satanás en sus vidas (8.28).
Al resumir su ministerio, Jesús le dijo a Felipe: “Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais” (14.7). Los Evangelios ponen atención especial a cómo trataba Jesús a las personas, y a los aspectos del ministerio a los que Él daba prioridad. Frente a la mentira de Satanás en el Huerto, Dios quiere su bienestar y bendice a quienes andan con Él.


lunes, 30 de septiembre de 2013

DIOS SUPLE

Lee: SALMO 121

"Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra." (SALMOS 121:2)


Las demandas de la fe cristiana son tales que resultan en tormento de quienes quieren vivir según esas normas. Exige más de lo que podemos cumplir.
Cuando el pueblo de Israel estaba en la esclavitud de Egipto, uno de los tormentos mayores era que las autoridades demandaban más producción pero sin proveerles de materia prima. Esto resultó en frustración y hasta desesperación. Dios no obra de ese modo. Dios sostiene a su pueblo y jamás demanda lo que primero no ha provisto.


No hay ideales más elevados que los de Jesucristo. Cuando nos esforzamos en ser iguales a Él y vemos nuestro fracaso, debemos tener presentes las palabras del Salmo 121: "MI SOCORRO VIENE DE JEHOVÁ, QUE HIZO LOS CIELOS Y LA TIERRA". En Mateo 5:48 se nos dice "SED, PUES, VOSOTROS PERFECTOS, COMO VUESTRO PADRE QUE ESTÁ EN LOS CIELOS ES PERFECTO". Nadie puede aproximarse a esa demanda pero tampoco puede Dios exigir menos que eso. Sus exigencias nos obligan a buscar el apoyo y ayuda de Dios.

No deje usted de lado los mandamientos de Dios porque los considera imposibles. Vaya más bien al Cristo y pídale auxilio para obedecer esos deseos divinos. La ayuda vendrá a través de lecturas bíblicas, la oración y a veces en las circunstancias en que la divinidad habla para mostrar su presencia entre nosotros.


PIENSA:

EL PODER DE DIOS ES SIN LIÍMITES Y TODO ESE PODER ESTÁ A SU DISPOSICIÓN EN CRISTO.

ORA:

SEÑOR Y DIOS QUIERO APOYARME EN TUS BRAZOS PATERNALES PARA LA LUCHA DEL DIARIO TRAJINAR. DAME ÁNIMO PARA NO DESMAYAR Y DAME FORTALEZA EN MIS DEBILIDADES. PERDONA MIS PECADOS. EN EL NOMBRE SANTO DE MI SEÑOR JESÚS. AMÉN

sábado, 14 de septiembre de 2013

TERRATENIENTES

Lee: Salmo 115: 12-18

"(Jehová) ha dado la tierra a los hijos de los hombres". Salmos 115:16


Dios nos ha dado las montañas y los ríos y los mares y los cielos para disfrutarlos y desarrollarlos para Él. La vida en este mundo involucra una mayordomía. Un mayordomo es alguien que se encarga de las propiedades de su señor. Dios nos ha dado mucho que disfrutar en esta vida pero lo hemos recibido de Él a manera de préstamo. Al crear al hombre, Dios puso a Adán en el bello paraíso para cuidarlo; el hombre es mayordomo; no es dueño.
Como mayordomos debemos cuidarnos de dos serios errores. En primer lugar, tenemos que cuidarnos de no echar a perder lo que se nos ha encargado para conservarlo. La protección del ambiente es una sagrada tarea. Si envenenamos y desperdiciamos los recursos naturales, pecamos contra el Creador y legamos daños irreparables a nuestros hijos. Dios nos ha dado la tierra para desarrollarla pero no para arruinarla. Si arruinamos la tierra, pecamos contra Dios y contra el hombre.
También debemos evitar que la creación nos domine. Dios no nos ha entregado al planeta sino el planeta al hombre. Todo está bien mientras la gente tiene sus posesiones; la desgracia es que a veces las posesiones controlan al hombre. Tome como ejemplo su casa. Si esa propiedad se vuelve lo más importante en su vida, se convierte en un ídolo y lo dominará a usted en vez de usted a ella.


Piensa:


No tenga vergüenza de sus posesiones. Que el préstamo de Dios no sea más importante que el prestador.


ORA:


GRACIAS, SEÑOR, POR ESTE ESTUPENDO PLANETA. ME GOZO DE SUS BELLEZAS NATURALES. GUÍAME PARA QUE NO MALGASTE SUS RECURSOS SINO QUE LAS USE PARA TU HONRA Y GLORIA. EN EL NOMBRE DE CRISTO. AMÉN.