miércoles, 3 de julio de 2013

Que la fe no falte

Lee: Mateo 14: 22-36


Después de esto, Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca, para que cruzaran el lago antes que él y llegaran al otro lado mientras él despedía a la gente. Cuando l hubo despedido, Jesús subió a un cerro para orar a solas. Al llegar la noche, estaba allí él solo, mientras la barca ya iba bastante lejos de tierra firme. Las olas azotaban la barca, porque tenían el viento en contra. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos caminando sobre el agua. Cuando los discípulos lo vieron andar sobre el agua, se asustaron y gritaron llenos de miedo: -¡Es un fantasma!Pero Jesús les habló diciéndoles: - ¡Calma! ¡Soy yo: no tengan miedo! Entonces Pedro le respondió: -Señor, si eres tú, ordena que yo vaya hasta ti sobre el agua.-Ven- dijo Jesús. Pedro entonces bajó de la barca y comenzó a caminar sobre el agua en dirección a Jesús. Pero al notar la fuerza del viento, tuvo miedo; y como comenzaba a hundirse, gritó: -¡Sálvame, Señor!. Al momento Jesús lo tomó de la mano y le dijo: -¡Qué poca fe tienes! ¿Por qué dudaste?En cuanto subieron a la barca, se calmó el viento. Entonces los que estaban en la barca se pusieron de rodillas delante de Jesús y le dijeron: -¡En verdad tú eres el Hijo de Dios!Cruzaron el lago y llegaron a tierra en Genersaret. La gente del lugar reconoció a Jesús y la noticia se extendió por toda la región. Le llevaban los enfermos y le rogaban que les dejara tocar siquiera el borde de su capa; y todos los que la tocaban quedaban sanos. 


MEDITACIÓN


Jesús se detiene a orar para fortalecerse y conectarse con el Padre luego de una larga jornada. Muchas veces nos acercamos a la oración para pedir cosas, para pedir por otros, para compartir nuestras angustias con Dios. A veces nos hace falta simplemente conectarnos, dejar que sea Dios el que nos hable, nos acompañe y nos consuele. En medio de la oración se acrecienta nuestra fe y alcanzamos la fuerza que seguramente andábamos buscando. En los momentos más inesperados se nos "aparece" Jesús para poner a prueba nuestra fe como le sucedió a Pedro tras ver a Jesús caminar sobre las aguas. Es en esos momentos que debemos poner nuestras dudas a un lado, confiar plenamente en Jesús y en su Palabra, dejar llevarnos por Él para que nos sostenga, pues Él no dejará que nos hundamos. La oración es fundamental en nuestras vidas, debemos buscar todas las maneras posibles para estar conectados con Dios en todo momento. La falta de oración nos conduce a la desolación y a la desesperanza. Un espíritu débil se hunde en medio de las tempestades, se derrumba en medio de las tentaciones de cada día, carece de valor para levantarse. Un espíritu conectado en Dios todo lo puede, todo lo alcanza, siempre sale victorioso.


ORA: 


Querido Jesús, ven a mi rescate. No siempre soy tan fuerte como quisiera, necesito más de Ti, de tu amor, de tu compañía. En medio de la oración tendré la capacidad para siempre encontrarte y reconocerte como el verdadero Hijo de Dios. Amén




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