martes, 9 de julio de 2013

Todos podemos ser el Joven rico

Lee: Mateo 19:16-22


 Un joven fue a ver a Jesús, y le preguntó:--Maestro, ¿qué cosa buena debo hacer para tener vida eterna?Jesús le contestó: --¿Por qué me preguntas acerca de lo que es bueno? Bueno solamente hay uno. Pero si quieres entrar en la vida, obedece los mandamientos.-¿Cuáles? --preguntó el joven.Y Jesús le dijo: --'No mates, no cometas adulterio, no robes, no digas mentiras en perjuicio de nadie, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo.'-Todo eso ya lo he cumplido --dijo el joven--. ¿Qué más me falta?Jesús le contestó:--Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres. Así tendrás riqueza en el cielo. Luego ven y sígueme. Cuando el joven oyó esto, se fue triste, porque era muy rico.


MEDITACIÓN




La historia del joven rico nos puede parecer un poco dura, ya que Jesús le comenta "Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego vente conmigo". El seguimiento de Cristo implica dejarlo todo, poner todo en manos de Dios. Todos tenemos cosas que atesoramos, ¿qué te costaría dejar? ¿Podría un estudiante talentoso dejar su carrera por seguir a Cristo? ¿Pondría a un lado su profesión un alto empresario por seguir a Cristo? ¿Darías tu casa y tu auto si Jesús te lo pidiera? Quizás al más desprendido no le costaría responder afirmativamente a todas estas preguntas. Otros tendrían que pensarlo y la respuesta dependería del momento de sus vidas que están viviendo, y otros permanecerían callados por no dar una respuesta. Un misionero está dispuesto a dejarlo todo por Jesús. Las vidas de los que somos laicos parecen un poco más complicadas en este sentido…tenemos a nuestro cónyuge, tenemos hijos, un trabajo establecido, etc. Pero creo que todos tenemos cosas que nos impiden seguir a Jesús, que nos impiden ser perseverantes, que nos impiden tener a Jesús como centro de nuestras vidas. Seguir a Cristo significa ponerlo al frente de todas las cosas que hacemos, que Él lleve las riendas de nuestra existencia. La oración, la reflexión diaria de la Palabra, la práctica del servicio a los demás son cosas que día a día nos acercan a Jesús. 



ORA:



Padre Amado, ayúdame a ponerte al frente de mi vida, ayúdame a no tener otras prioridades, ayúdame a despegarme de las cosas que me alejan de ti. Dame la fuerza que necesito para tenerte siempre a mi lado. Te lo pido en nombre de Cristo Jesús, mi salvador personal. Amén


Para la reflexión:


+¿Qué cosas te mantienen apartado de Dios?
+¿Qué cosas de tu vida has tenido que poner a un lado para seguir a Cristo?


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