domingo, 23 de junio de 2013

 El Reino de Dios es como una semilla de mostaza.

Jesús también les contó esta parábola: «El reino de los cielos es como una semilla de mostaza que un hombre siembra en su campo. Es, por cierto, la más pequeña de todas las semillas; pero cuando crece, se hace más grande que las otras plantas del huerto, y llega a ser como un árbol, tan grande que las aves van y se posan en sus ramas.» San Mateo 13: 31,32


MEDITACIÓN


La mostaza es uno de los condimentos más preciados y más populares en nuestros días. En los tiempos bíblicos tenía múltiples usos, desde la cocina hasta la medicina; incluso, se le usaba como alimento para el ganado y para proteger la tierra entre los cultivos. La parábola parece recordar este uso, ya que la mostaza tenía la propiedad de retener los nutrientes del suelo y, después de una cosecha, se le permitía crecer para dejarla como abono. Para la huerta del campesino pobre esta planta era una bendición: sus semillas se transformaban en un rico condimento; sus ramas albergaban los pájaros y su tallo cortado servía de abono para futuras cosechas. Una modesta realidad de sorprendentes manifestaciones. – Del mismo modo, en nuestra vida personal hay prácticas modestas como la oración, el estudio, la lectura bíblica, el reciclaje de materiales que, en su modestia, producen ricos y abundantes frutos. Aunque no pueden competir con el televisor, con el Internet o con una formación universitaria, sin embargo tiene la cualidad de dejar abonado el terreno de nuestro intelecto y el de nuestros afectos para la Palabra de Dios y su mensaje. ¿Qué prácticas sencillas similares a las mencionadas pueden transformar nuestra vida?


No hay comentarios.:

Publicar un comentario