El Reino de Dios es
como una semilla de mostaza.
Jesús también les contó esta parábola: «El reino de los
cielos es como una semilla de mostaza que un hombre siembra en su campo. Es,
por cierto, la más pequeña de todas las semillas; pero cuando crece, se hace
más grande que las otras plantas del huerto, y llega a ser como un árbol, tan
grande que las aves van y se posan en sus ramas.» San Mateo 13: 31,32
MEDITACIÓN
La mostaza es uno de los condimentos más preciados
y más populares en nuestros días. En los tiempos bíblicos tenía múltiples usos,
desde la cocina hasta la medicina; incluso, se le usaba como alimento para el
ganado y para proteger la tierra entre los cultivos. La parábola parece
recordar este uso, ya que la mostaza tenía la propiedad de retener los
nutrientes del suelo y, después de una cosecha, se le permitía crecer para
dejarla como abono. Para la huerta del campesino pobre esta planta era una
bendición: sus semillas se transformaban en un rico condimento; sus ramas
albergaban los pájaros y su tallo cortado servía de abono para futuras
cosechas. Una modesta realidad de sorprendentes manifestaciones. – Del mismo
modo, en nuestra vida personal hay prácticas modestas como la oración, el
estudio, la lectura bíblica, el reciclaje de materiales que, en su modestia,
producen ricos y abundantes frutos. Aunque no pueden competir con el televisor,
con el Internet o con una formación universitaria, sin embargo tiene la
cualidad de dejar abonado el terreno de nuestro intelecto y el de nuestros
afectos para la Palabra de Dios y su mensaje. ¿Qué prácticas sencillas
similares a las mencionadas pueden transformar nuestra vida?
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