"La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma". (Salmo 19:7)
EL SENDERO PERFECTO
Es imposible estimar cuánta angustia se ahorran quienes obedecen la ley de Dios. Dios nos ama y quiere evitarnos las consecuencias miserables del pecado. Es por eso que nos llama a una vida superior al exigir obediencia a sus leyes.
Vuélvase de los dioses falsos de Mamón, observe los deseos de Dios, respete su día de descanso, honre a sus padres, aprecie el don de la vida, viva la vida moral, no robe lo ajeno, defienda la verdad, no se deje vencer por la codicia y su vida será un jardín de flores. Es el plan más seguro de la vida feliz. Si usted no obedece esas leyes de Dios, sus problemas y angustias se multiplicarán.
Cuanto uno más anda en el sendero de Dios, más se da cuenta que ese es el sendero perfecto.
La obediencia a Dios también convierte el alma, esa alma que está allí bien adentro y que tantas veces se siente molesta o ansiosa. Uno es atacado sin descanso por el pecado y el alma es sacudida. No trate de oponerse a esos ataques con sus propias fuerzas y energías. Es cuando uno abandona la Palabra de Dios que se pierden los poderes espirituales que pueden protegernos.
Lo que usted necesita es la dirección, la inspiración y la paz del alama que proviene de vivir según los preceptos de la Palabra.
Piensa:
No se puede hallar felicidad en buscarla. Ha sido siempre el resultado de la obediencia.
ORA:
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