Devocional para hoy, Junio 2
El Maestro Enviado de Dios
Sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer
estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Juan 3:2.
En la extraordinaria simpatía que Cristo manifestó hacia los demás
siempre demostró una serenidad firme y equilibrada. Hizo el bien con una
tranquilidad y una constancia paciente nunca igualadas por ningún ser
humano. Los fariseos y saduceos le seguían las pisadas constantemente; y
muchos de ellos, al escuchar sus palabras y observar su serenidad, aun
frente al ataque de hombres coléricos y descorteses, creyeron en él...
Todo el desprecio y la amargura que Cristo encontraba a diario no lo
pudieron despojar de su serenidad. Cuando lo insultaban, él no devolvía
las injurias... Nunca cruzó los límites de la corrección. ¿Quién era él?
La Majestad del cielo, el Rey de gloria. La tormenta levantada por sus
opositores azotaba a su alrededor, pero él no le prestaba atención.
Podía darse el lujo de mantenerse en calma, porque era la encarnación
viviente de la verdad.
Y actualmente los que proclaman el mensaje
de verdad al mundo deberían estudiar la vida de Cristo y practicar sus
lecciones. Nunca olviden que son hijos del Rey celestial, hijos e hijas
del Señor de los ejércitos. Mantengan una compostura tranquila en Dios,
aun cuando se encuentren con personas movidas por un poder inferior y
dispuestas a sostener falsedades. Tengan la certeza de que sus mejores
armas son incapaces de destruir la verdad, no importa cuánto se
esfuercen por ennegrecerla con sus representaciones fraudulentas. “Si
Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” Romanos 8:31...
El
era el Maestro enviado por Dios para instruir a la humanidad. Como
alguien que posee todo el poder restaurador, Cristo habló de atraer a
todos los seres humanos a él, y de concederles la vida eterna. En él hay
poder para sanar toda enfermedad física y espiritual.
Cristo vino a
nuestro mundo con la conciencia de una grandeza más que humana, a
realizar una tarea que debía producir resultados infinitos. ¿Dónde se lo
encuentra mientras lleva a cabo esta labor? En la casa de Pedro el
pescador. Descansando junto al pozo de Jacob, mientras le conversa a la
mujer samaritana acerca del agua de vida. Generalmente enseñaba al aire
libre, pero a veces lo hacía en el templo, porque asistía a las
reuniones del pueblo judío. Pero más a menudo enseñaba sentado junto a
la montaña, o desde un bote de pescadores. Se adentró en las vidas de
estos pescadores humildes. Su simpatía era empleada en favor de los
necesitados, los sufrientes y los despreciados; y muchos eran atraídos
hacia él... Y a los que actualmente suspiran por recibir descanso y paz,
tan ciertamente como a los que escucharon sus palabras en Judea, les
dice: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os
haré descansar” Mateo 11:28.
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