viernes, 7 de junio de 2013

Lee: Salmo 5

"Yo por la abundancia de tu misericordia entraré en tu casa". (Salmo 5:7)

AMOR QUE ABRE PUERTAS

Es posible para el hombre entrar en la presencia de Dios para adorarle, para alabarle  para darle gracias. ¿Qué es lo que abre las puertas para ese gran privilegio? No son las virtudes humanas, ni son sus buenas acciones; no es ni siquiera el quemante deseo de hacerlo. Ninguna de estas cosas abre las puertas a la presencia de Dios. Lo que abre esas puertas es el amor de Dios.

El amor de Dios es firme y continuo; no se ve afectado por las emociones nuestras. Se trata de la expresión libre de lo que hay en su corazón; no es jamás premio por alguna virtud de parte nuestra. Ese mor es sencillamente maravilloso; es maravilla que el hombre sea tan lento para responder a ese amor, es maravilla mayor responder a ese amor; es maravilla mayor en vista de que Él sigue y sigue amándonos aun cuando no somos dignos de tanto amor.

El amor de Dios puede ser nuestro únicamente en Cristo. Ese fue el amor que envió a Cristo al mundo; ese amor fue lo que lo llevó a la cruz en nuestro lugar.

Las puertas hacia Dios están abiertas. Él le invita a acercarse, a meditar en su Palabra, hablarle en oración, vivir para él. Entremos con humildad porque el precio de la entrada es el amor del Calvario, pero entremos con gozo. Los brazos de Dios nos esperan.

PIENSA: 

La adoraciones una experiencia del alma. La persona entra en comunión con Dios por medio de Cristo.

ORA:

Amado Señor, no somos dignos de que nos ames y nos invites a estar en tu presencia. Pero tú nos amas y así es que cada día nos visitas de nuevo con tu amor en Cristo. Amén.



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